Aunque no fue consciente de ello,
comenzó a temblar nada mas recibir la noticia. No hizo falta comunicárselo a él,
su rostro y actitud transmitió el mensaje. Bueno, ahora a decírselo a los
niños.
Salió de la casa y subió al coche
que la recogía. Silencio durante todo el camino. Entró en la habitación donde
aguardaban los hermanos. Apenas se saludaron, únicamente Juklia le hizo
notar…estás temblando.
Allí, medio incorporada en el
lecho se encontraba ella. Al mirarla apenas reconoció aquel rostro. Le pareció
ver una envoltura sin más. Como la cáscara de las naranjas que después de
pelarlas, desnudada de su cubierta
pierden la forma y el sentido de su origen. La besó en la frente y le acarició
el cuerpo que aún guardaba algo de temperatura, de aquel calor tierno que
siempre había sentido a su lado, aunque no la tocara.
No hubo llanto, solo una infinita
tristeza y una invocación constante que repetía en un intento de que su llamada
le hiciera volver…mamá, mamá, mamá…interminable letanía
Entonces se dio cuenta de algo
cuya existencia ni siquiera se había planteado durante todos aquellos días en
que se anunciaba el final inminente. ¿Quién era aquella mujer a la que no
reconocía, que significado tenía aquel cuerpo semirrígido y ya cerúleo? No
cabía otra interpretación, a mamá le faltaba el alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario