martes, 7 de junio de 2016

Alma

Aunque no fue consciente de ello, comenzó a temblar nada mas recibir la noticia. No hizo falta comunicárselo a él, su rostro y actitud transmitió el mensaje. Bueno, ahora a decírselo a los niños.
Salió de la casa y subió al coche que la recogía. Silencio durante todo el camino. Entró en la habitación donde aguardaban los hermanos. Apenas se saludaron, únicamente Juklia le hizo notar…estás temblando.
Allí, medio incorporada en el lecho se encontraba ella. Al mirarla apenas reconoció aquel rostro. Le pareció ver una envoltura sin más. Como la cáscara de las naranjas que después de pelarlas,  desnudada de su cubierta pierden la forma y el sentido de su origen. La besó en la frente y le acarició el cuerpo que aún guardaba algo de temperatura, de aquel calor tierno que siempre había sentido a su lado, aunque no la tocara.
No hubo llanto, solo una infinita tristeza y una invocación constante que repetía en un intento de que su llamada le hiciera volver…mamá, mamá, mamá…interminable letanía

Entonces se dio cuenta de algo cuya existencia ni siquiera se había planteado durante todos aquellos días en que se anunciaba el final inminente. ¿Quién era aquella mujer a la que no reconocía, que significado tenía aquel cuerpo semirrígido y ya cerúleo? No cabía otra interpretación, a mamá le faltaba el alma.

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